Hace algunos días leí una nota periodística que me llamó la atención. Es la primera vez que escucho algo igual en años de aeropuerto. La misma habla de un turista suizo de 19 años, que paseando por el Cementerio de la Recoleta encontró un cráneo humano y pensó que sería emocionante mostrárselo a sus amigos. Dicho esto envolvió cuidadosamente el cráneo en unas bolsas y lo puso en su valija para despachar (total, ¿quién se va a dar cuenta?) La PSA (Policía de Seguridad Aeroportuaria) consideró el hecho como un hurto, y detuvo al turista, quién por ende, no tomó el vuelo. Y aquí es donde vengo a ofrecerles este post.