Estoy delante de la computadora, ansiosa por escribir este post. En esta tarde gris me puse a pensar sobre el amor. Enseguida me vino a la mente la historia que, para mí, representa al amor en su estado más puro y auténtico. El amor todo lo puede.
Allá por el 2000, trabajaba en Aerolíneas Argentinas. Mi función del día era asistir a los pasajeros en tránsito que continuaban en otros vuelos. Junto conmigo, aquel 9 de diciembre, estaba mi compañera Fernanda y uno de los protagonistas de esta historia, Sebastián. Esa mañana a nuestro mostrador se acercó una catalana muy guapa, Ingrid,
Un día de febrero recibimos un e-mail en la casilla de correo, su título decía: «Consulta, es de viaje pero no lo puedo hacer por la pagina».Lo abro y me encuentro con este texto: «Gente, entiendo que ustedes no contestan consultas de viaje por este medio. Pero esto va más allá. No puedo preguntárselo por la
(de uno mismo). Sé que por el título y en vísperas de San Valentín están esperando un post meloso de los lugares en donde pueden pasar con sus tortolos. Bueno, este no es el caso. Pero pueden visitar el post que escribí el año pasado, «El amor en tiempos de San Valentín» . Como lectura complementaria
Desde hace ya algunos años, vengo descifrando a las parejas de acuerdo a como se comportan al momento de hacer el Check-In. Podría clasificarlas en:
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