Allá por el 2000, trabajaba en Aerolíneas Argentinas. Mi función del día era asistir a los pasajeros en tránsito que continuaban en otros vuelos. Junto conmigo, aquel 9 de diciembre, estaba mi compañera Fernanda y uno de los protagonistas de esta historia, Sebastián.
Esa mañana a nuestro mostrador se acercó una catalana muy guapa, Ingrid, la otra protagonista de esta historia. Ella era enfermera y había viajado toda la noche desde Barcelona, pasando por Bergen, Noruega, a buscar a un paciente y su esposa para acompañarlos y asistirlos para volver a su hogar en Buenos Aires. Una vez cumplida la tarea se tendría que volver para España. Pero algo cambió su destino para siempre…